Historia



Los orígenes de la Virgen de Villaviciosa parten de la leyenda que sitúa la aparición de la imagen de la Virgen en la villa portuguesa de Vila Viçosa, al parecer, según se puede deducir de los aconteceres ya históricos y documentados, en la segunda mitad del siglo XIV. Es desde esta tierra portuguesa desde donde un humilde vaquero de nombre Hernando, protagonista del controvertido traslado por hurto de la imagen, nos obsequia con la presencia de tan celestial Señora en esta nuestra tierra cordobesa.


Emplazada en la ermita que se construyó en la sierra de las Gamonosas, lugar donde la depositó el citado vaquero y actual pueblo de Villaviciosa de Córdoba, Córdoba capital la hizo suya teniéndola como principal protectora y como la llama que iluminaba la devoción mariana de esta ciudad. Con el patronato compartido entre el Cabildo Catedralicio y el Cabildo Municipal, la imagen de la Virgen que desde antes del 1479 ya contaba con la existencia de nuestra Hermandad, es traída y devuelta en 22 ocasiones desde su santuario serrano a nuestra ciudad y viceversa, pasta que, fruto del ancestral amor y pasión que Córdoba siente por Ella, definitivamente en 1698 es entronizada en nuestra Iglesia Catedral para ya nunca mas volver al pueblo serrano, el cual, tras permanecer 65 años sin la presencia de la imagen de la Virgen, venera desde 1763 una copia de la misma la cual en 1988 fue coronada canónicamente por su Hermandad creada hace ahora diez


Serán los siglos XVI y XVII los más dorados de toda esta semblanza, marcados por la profunda devoción de los cordobeses a la Virgen de Villaviciosa y por la intensa vida cofrade que nuestra Hermandad llevaba, la cual tras fusionarse con la Hermandad de San Juan de Letrán creó un hospital con el nombre de nuestra Virgen en la feligresía de San Lorenzo, a donde traslado su sede canónica y donde tuvo la dicha de obtener todas las gracias e indulgencias del Baptisterio de San Juan de Letrán de Roma por bula del papa Clemente VIII extendida a los cofrades de nuestra Hermandad el 28 de noviembre de 1598.


Más de cinco siglos de amor a Maria encabezados por un nombre: "Hernando", vaquero en tierras portuguesas de donde traslada una imagen aparecida en el pueblo portugués de Vila Viçosa (de ahí la advocación de Villaviciosa) al paraje conocido por las Gamonosas, en nuestra sierra de Córdoba. A raíz de este valiente traslado, fruto del amor del humilde vaquero a Maria, representada en tan pequeña talla de madera por aquellos tiempos ya relegada del corazón de los portugueses, todo fueron sucesivas muestras de devoción a la imagen que Córdoba ya había hecho suya. Con el Cabildo Catedralicio como patrón y la Hermandad como fiel vigía de la casa de la Virgen, la advocación de Villaviciosa llega hasta nuestros días en el lugar donde tuvo lugar la fundación de esta primitiva Hermandad. A pesar de los avatares históricos, y de los años que ha residido en la desaparecida iglesia de San Juan de Letrán, la Hermandad se fundó en nuestra querida parroquia de San Lorenzo, don-de siempre ha tenido su razón de ser y donde hoy sigue teniendo su residencia canónica y por tanto su plan de acción pastoral.


Siendo una de las Hermandades más antiguas de nuestra ciudad y la más antigua de la parroquia, nuestra Hermandad, ha ido evolucionando como con el transcurso del tiempo ha sido necesario hacerlo. Hoy por hoy, entendiendo sensiblemente las exigencias pastorales, la Hermandad ofrece un nuevo concepto un tanto renovado de la misma, por el cual, sin dejar atrás su razón de ser como Hermandad abre su pasado de fe a este presente cargado de incertidumbres.


A pesar de que la advocación de Villaviciosa, gran "Palas de Córdoba" como la llama Madrazo en su historia de Córdoba, ha dejado de ser el centro de la devoción popular en la ciudad que por muchos años la consideró su protectora, hoy nos llega como la advocación que mantiene viva la llama de la tradición secular de Córdoba y de nuestro querido barrio de San Lorenzo.

La hermandad se fundó con anterioridad a 1479 en la Real Parroquia de San Lorenzo. Sus objetivos son la organización de los cultos anuales a la Virgen en su santuario y en dicho templo para festejar la Natividad de María y la organización de los traslados de la imagen de la sierra. Se fusionó con la hermandad de San Juan de Letrán y obtuvo, en 1598, bula del Papa Clemente VIII. Permaneció en dicha ermita hasta 1974 en que se traslada al lugar de su fundación: la parroquia fernandina.

El obispo Fray Juan de Toledo aprobó en 1528 una reforma de los estatutos cuyo origen – quizá databan de la fundación de la hermandad- es desconocido. En 1551, refrendó don Leopoldo de Austria un nuevo cambio. En 1956, quedaron modificados por Fray Albino Menéndez. En 1989, son adaptados con don José Antonio Infantes Florido. Conformes al estatuto marco, fueron sancionados por el mencionado obispo en 1992 siendo la primera hermandad en Córdoba que se adaptaba a dicho marco canónico. En el 2004, se solicita la modificación de la nominación de la Hermandad por ser la primera instituida en honor a la santísima Virgen en su advocación de Villaviciosa (posteriormente, surgieron otras que desaparecieron y otras que perduran en nuestros días: como en Sevilla donde la encontramos fusionada con la Hermandad del Santo Entierro desde 1582 y la del pueblo de Villaviciosa de Córdoba que se refundó en 1987); pero no constaba en los títulos de la cordobesa el de "Primitiva". Por decreto firmado el 4 de mayo de 2004 por D. Santiago Gómez Sierra, Vicario General de la Diócesis de Córdoba, se recogen el uso de dicho título, la utilización legítima del escudo y la reglamentación estatutaria de las insignias de la Hermandad.



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